dado que si es ella, ¿qué podríais temer? ¿Haber alcanzado el rango espiritual de figurar entre los aparecidos, esas Sombras que nos colocan el espiritismo y la parapsicología barata en la categoría de los atormentados, y más atormentados están cuantos espíritus ni se aparecen?Sombra, por ella misma. Pero no sola mi Sombra, a mi derecha, o izquierda de mi sombra, un espíritu alado, tal que si el cisne que viene a por Leda o el caballo Pegaso, más bien el Unicornio. ¿Que no lo ven? Pues no son ciegos ni nada ustedes a las Sombras. ¿Cómo adivinarían su espíritu, mi espíritu, ni ninguna otra delicada sutil forma emergiendo del fondo de los fondos por eso tan inaprehensible?
Acabo de rescatar esta foto de ella en el Zoo de Buenos Aires. ¿No es casi idéntica la sombra de mi segundo pájaro a la derecha, por supuesto pájaro ninguno había allí, sólo mi sombra, que el porte del pajarraco que extiende las destrozadas plumas más que alas sobre la cabeza de ella? Mi cámara me descubre las sombras de muerte que detrás tuyo anidan, sépaslo o no, y ella, tan claramente viéndolas, se hace retratar bajo sus auspicios. Bravo por mi inocente inconsciente visitadora de zoos, o sea cementerios de animalitos.
