en 1971 te contenía a ti. Desde el otro mundo ya, años setenta, ella intentando entrar en mi vida a través del dato, tomo 21 de esa enciclopedia, que tuvo que conocer en vida el que allí se la nombrase (Ríanse, que yo también) En "Solo veo rosas" ya.com, octubre 2005, escrito titulado con sus palabras: Yo soy una minúscula marioneta rosa con un paraguas celeste:Dice en "Textos" y será en "Versos anarquistas a tu flor mística" ¿o en "Versos para denostar al dólar"? ¿o bien en "Liras para escupir a la peseta"?, todo ello "Ciclo social"; dice:
La recitadora canturreó:
(Y AQUÍ LA TENEMOS OTRA VEZ DE SIBILÍSIMA DE SU PROPIA VIDA)
Tu paseo bajo el paraguas será sin suerte
pues te condenaré a muerte.
Pues su paseo bajo el paraguas sin suerte alguna... Parece que el que le aconsejó exhibiese ese paraguas, el que fraguó la composición de la fotografía conociendo los versos de ella... a modo de que la empujase a que se le cumpliesen: "Tu paseo bajo el paraguas... Te condenaré a muerte" (Sádico el que estaba detrás de ese disparador) Condena que ya que no abarcó al que tenía ella a su derecha originalmente en esa fotografía, el autor de las palabras que guardaron su voz para mi oído de viva, no sólo ese breve terceto y salutación de ultratumba.... Alma mía de nieve. Vos no está sola, condena que a mí me recolecta, aguanto tu codazo de muerta, tu bestial, ¡So Bosta!, intromisión en mi vida, se funden nuestras dos camisas (tendría que haber limado más las fotos, para que hombro con hombro se fundiesen, mi siamesa, Sombra & Sombra) Bajo el paraguas, tú con el escrito nictógrafo en tu mano izquierda, yo con Alma-Tadema a mis espaldas y su composición "Silver favorites".
Este caballero, nacido un año que tú un siglo antes, 1836, y al escribir la fecha de su muerte nos hacemos a la idea de que hasta fecha similar pudo llegar tu vida: 1912, ó 2012, este caballero que pintó el mundo clásico cual un nuevo Tiépolo, bajo ese mismo velo de luz que también su contemporáneo Renoir, este caballero con tantas escenas personajes pintados en ese poyo balconada de mármol griego... Y parece a la canción del amigo Aute "Rosas en el mar", toda la estética obra de este caballero. Así pues Misterio mi mirada para no volver azul la rosa roja.
Esta vez sí hombro con hombro. No se sabe si es mi mano la que empuña ese paraguas. Una mano un poco rara, eso sí, como emergiendo de lo que leo. O quizá la rodee con mi brazo y mi mano izquierda es aquella que sujeta el libro de ella. ¡¿Son mis sus dos manos?! Entonces me digan quién toma la prensa que leo. Ha introducido su brazo dentro de mi camisa: su camisa y también ella me ciñe para sujetarme esa prensa que leo.