
años, he ahí mi amada Kolikovsky, cuando a ti te tomaran esta otra fotografía en Argentina, la luz jugando a dibujar en tu nariz todo un Pantócrator o Maat con una niñita delante de su trono. Toda mi hermosura, tanto física como espiritual, desde mis 14 años hasta hoy tiradas por todos los retretes sociales, mundo alcantarilla; mundo macho, decimos, pero no así únicamente, mundo puta hembra consentidora y tan sucia y tan destripa bellezas, tan a imagen y semejanza de sus machos.
Nosotras sólo somos aquellos dos fantasmas que tú viste danzar en tus sueños, ¡que tú anhelabas convertirte en uno de ambos!, que tú, a veces te espantabas de lo mismo y deseabas risas y vino y, seguramente, ROSAS... Esas que crecieron y crecerán de tu cadáver y el mío al morir, así nuestros fantasmas exhalan esos perfumes. Esas que les crecieron encima de los huesos a la pareja descubierta en Mantua, enterrada abrazada hace cinco o seis mil años.