Para continuar con un poema en una sala psicopatológica para el tratamiento de unos sanos por unos enfermos. Perra por haber leído a Hegel, y toda la

macho horterada sucia torpe literatura, científica o no.
Ella dice ahí:
Soy una perra a pesar de Hegel, estoy casi siempre mojada.
Y yo, con la autoridad que nos dan las Apariciones, ¡y aun si no las hubiere!, le respondo, corrijo:
Una perra, no a pesar, sino precisamente por. Perra por la psiquiatría psicología anal de la que se nos empapase desde antes incluso de Freud, que ese mamarracho no inventó nada; y perra por la cultura más anal todavía, todos sus gurus, hegeles, a la cabeza; literatura macho, con sus concesiones al misógino, o en algunas ocasiones al maricón, jamás literatura fémina, no ya lésbica, por ello literaletrinas, letrinejas. Perra por la economía, esa cuya parcela laboral dentro del mercado id. que reservó siempre a la mujer, es aquella que incluso en nuestros días sigue publicando libros de profesionales del mundo de las esquinas, esta vez escritos por ellas mismas, eso dicen, aunque escrito siempre por macho=contando ellas sus "experiencias" (hay que tomarlas con los guantes de las pinzas por aquello de la asepsia); y eso sí, según dicen ellas y sus representantes: mundo de las esquinas conocido por "prostitución de lujo". ¿Cuál lujo, el que el dinero que les sobre a ellos, y que a nosotras, las mujeres verdaderamente trabajadoras nos estafaron de siempre, lo empleen en que jamás desaparezca esa su distracción con monas amaestradas, putas de esquina, prostitución de lujo, sus zorras, si quieres comer, ya sabes perra con y sin pesar de hegel?