del modo que me digas, respetarte, tan bien.
Aunque no veo respeto mayor que este de bendecirte
con lengua desarmada, Amor sin armisticio.
Pero si lo que quieres es dar portazo definitivo
y oír que grita "¡Ay!" un alma;
lo haces. Y me sereno
esperando a que otra flor me engulla.
Es casi lo único que queda por aquí de Amor:
Flor atrapándote, ilusiones sin motivo
que ni de rocío a sus pétalos sirve.
¡¿Cómo podéis pasar sin sed?!
Me admira que sepáis comer sin vino,
definitivamente desterrar la vid
sustituir la Viña del Señor por laboratorio de la cocacola.
Coca y cola: drogas con acepción de clase:
salón suburbio.
Quedo enterada de vuestras intenciones
enterrada por las mismas.
Fumemos
......A más salud del alma
Coca y cola, se lo podríamos dedicar al amigo Sabina que tanto sabe de ellas, lo digo por su ubicuidad: del diván del salón al jergón de cartón de la vía más pública, puede ser la Gran Vía, pongamos que hablo de Madrid.
De mi "En el nombre de Cristo" libro al que dedico la bitácora, bitácora-libro en que ahora la convertí "Denuncio (En el nombre... mentado)".