Travestismo del Cosmos:

En él atrapados,
somos lo que no somos.
Yo que me apiado del mundo,
dolor del hombre,
acabaríalo,
no ejecutándolo...
pero es lo mismo.
Para algunos es lo mismo.
Si robar a un ladrón.....
Matar al que mata,
¿da cuántos de lo mismo?
Y la vida es un armisticio,
Vida eterna,
al fin la Paz.
La Paz: eterno descanso de los injusticiados,
muerte eterna de los crímenes.
La Conciencia, tan Mujer, del hombre,
esto es lo que recomienda:
-He ahí la única solución para alcanzar la Vida
que sin muerte se vive,
se viva:
Matar lo que mata.
Recuerda el título del libro de tu paisano Roso
(no es que naciese yo físicamente en Extrema-y-dura
pero siempre me sentí parte de las Hurdes
y de la misma rabia que condujese a los conquistadores
a enfrentarse a todo un continente virgen
por no poder hacerlo con un rey)
"el libro que mata a la muerte",
pues igual.
Matar al asesino es matar la muerte,
matar lo que mata es acabar la injusticia del mundo.
¡Por tanto se trata de ser sinceros,
dejar de travestirse:
SER LO QUE SOY
es lo único de lo que se trata:
Matar la muerte,
matar al que mata
lo que mata
aunque esté mal visto!
....Pero ¿Acaso teméis quedar en mal lugar,
ser rechazados, aplastados,
si sois sinceros,
¡teméis siendo la justicia,
si sois el bien,
teméis que se os vea!?
¿Por qué?
¿Seréis el bien sólo para vosotros
y los muchos que os aplauden los crímenes?
¿Teméis ser rechazados al igual que rechazasteis,
si de veras os viesen,
a la hora del final, hora de las sinceridades?
Arrancar todas las mascaritas del Cosmos:
De eso se trata,
pelar las capas de cebolla
hasta el último travestismo puesto a la luz.