jueves, 1 de enero de 2009

Que la fuerza, lo que todos conocen y respetan, lo único que respetan, por fuerza, os acompañe: Los que estáis a tiempo, no os dejéis exterminar sin

que se oiga vuestro grito de guerra. De guerra del fin de los tiempos, fin del mundo, si es preciso.

Toda mi vida basada en la esperanza de que a aquel-la que perdió todas las batallas sólo le resta ganar la guerra, para darte cuenta al fin, triste fin, de que la guerra la tuviste ya muy perdida desde el primer momento que permitiste una sola, la primera y peor y definitiva de tus derrotas.
Sólo hay un esperar una Justicia que jamás será pues si no venida de ti. No hay más justicia por esas afueras del yo injusticiado.
Una Otra Vida. Estar esperando lo que los miserables clérigos de todas las religiones a fuerza de crímenes innombrables introdujeron en la cabeza de todas las víctimas: No os importe morir, ser pisoteados, perder, que os torturen, que hagan que vuestra alma jamás existió como así de vuestra vida; no os importe, dado que algo que no es de este mundo vendrá a restituiros.
La primera vez que consentimos que por ser homosexual alguien-es te acorralaran desde su gregaria condición de mundo establecido adaptado a todas las ruindades, bajezas del alma, torpezas del intelecto. La primera vez que consentimos aquello y que nos fue echando contra las cuerdas más y más y más… Hasta la desaparición, no ya de tu vida, sino de treinta años de tu trabajo en silencio, ese trabajo sin recompensa que algún día debería conocer la suerte del sembrador: recoger los frutos.
La noche ha caído y hemos perdido. No se ha pensado en todo. Pero da igual: Tu sentencia se firmó hace más de treinta años; tu sentencia a perder, a ser chuleada ninguneada por una cohorte de necios de cuya criminalidad pasmosa no da únicamente fe tu vida destruida sino la de tantos que esperan el final de los tiempos para que alguna Ninti sumeria o dios yavídico le restituyan cuanto perdió, cuanto permitiera que le fuese arrebatado POR NO UTILIZAR LA FUERZA, EL ÚNICO LENGUAJE QUE COMPRENDE ESTA REUNIÓN DE NECIOS CRIMINALES QUE CONFORMAN LAS SOCIEDADES TODAS.
LA FUERZA. ¡Pero la fuerza! Lo único a lo que ellos llaman fuerza, no la fuerza para resistir, la fuerza para seguir escribiendo a pesar de cuanto se te chulease, sino la fuerza de la hoja del cuchillo de la espada, del tiro, esa fuerza que únicamente la manada gregaria está autorizada para utilizar o los mandos y mandatarios a quienes obedecen y siguen… vayan todos al abismo. Como así será.
Utilizar esa fuerza contra los que te acorralen, que en nuestro “civilizado” mundo sólo pueden ser los bichos de tu propia especie, como único medio de no ser desterrado del paradisíaco bien que pareciera exclusivamente pertenecerles, el irles bien, no importa a cuántos crímenes o necedades se deba; utilizar esa fuerza como la madre naturaleza aconseja, ¡y hasta sus propias leyes!, pues defensa propia sería, defender tu supervivencia llevada al límite de la imposibilidad de la misma por esos que te acorralan.

Utilizad esa fuerza: ese es mi consejo. Si las armas se utilizan para el ataque, más justo es que se usen en tu legítima defensa. Cuando el arma de tu palabra contra ti se vuelva, como no puede ser de otro modo en las sociedades de indecencia en que nos revolcamos, si tu palabra es la decencia, no utilizar ya más ésta, sino la única fuerza que respeta tanto la manada como los falsos pastores que la conducen.

Consejo que para autoaplicarme ya es demasiado tarde, y siempre lo fue pues yo lo permití: acumular a un indecente que sobre tu vida se lanzó con intención de exterminarla, a otro indecente; y así hasta el punto de que si me aplicase ahora mi propio consejo, tendría que matar a más gentuza que si se hubiese declarado una guerra entre el bando del uno, la una siempre tan sola, el chivo expiatorio destinado para el sacrificio, y los criminales que una vez que lo sacrifiquen, se enriquecerán un poco más aprovechando todos su pelos y sus lanas y sus tajadas, amén de su trabajo y propiedades, que ellos, sus matarifes, sí sabrán explotar comerciar.
"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

Solo soy pura rebelión, vino a decir... aunque no sola estás

Vos no está sola. Y esta rebelión se hará. Y no desde la soledad. No desde cuatro gatos somos y por eso nos pisotean. ¡Una ola de Rebelión vendrá que tambaleará los cimientos podridos de estas sociedades!




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