Otro año que me pierdo, y éste para más inri ya que representábamos a la enterita europea gaycidad, la GAYADA DE DESFILE. Pero lo que yo me digo, cada

día más, o cada día más alto más claro: ¿Toda esta desfilante maricondaz, más carnaval, más, cada día más claro, mercantilidad, menudos negocios, ¡y cuántos tan sucios, como en la influyente y maestra heterosexualidad de todos estos homo de escaparate o drags de Río (de Janeiro)!, menudos negocios con la tela del arcoiris; todo este desfile mariconzón-zon-zon, a ese son, no a ningún otro son de lesbiana; toda esa descerebrez que no grita hijadelagrandísimaputa a la heterosexualidad que los pariera y a tantísimos de ellos destrozó la vida, o los convierte en esa payasez desfilante, o en ese florero figurativo sentado en algún Parlamento, o mejor dicho a las escalinatas del mismo (desde allí asistir a los debates el homosexual aspirante a ministro, no al revés: ministro aspirante a homosexual, que ese ya entra y sale del Parlamento, que ese incluso en los tiempos de Franco o cualquier otra dictadura bananera hispana-pidita ya tenía a su disposición todo el submundo cabaretero en los que alcanzaron su mayoría de edad social "todas" las Bibi Anderson) toda esa descerebrez a mí me representa, YO, LESBIANA?
Así quieren que me llame, para así etiquetarme, no es que tenga especialmente yo ningún interés por autodefinirme con palabra aplicada por algún heterosexual hijodeputa o alguna homodescerebrez tal que las comentadas.