Tres sueños: Mientras arreglaba mis uñas; En el lugar del perro; Cristo visto a finales de la segunda mitad del siglo XX

Tres sueños en esta agenda comercial rescatada en último momento del cubo de la basura al que iba destinada, como repito de otros escritos de ella pasados en "Víctimas en democracia" o en http://ofertopoesia.blogspot.com/( y de este diario no enlazo artículo en especial, pues al momento todos los poemas allí introducidos pertenecen a esa agenda destinada al cubo de la basura)

Mientras arreglaba mis uñas
el dinero volaba sobre nuestras cabezas.
Y en el entretanto el dinero sigue cayendo y cayendo,
entretanto cual entremés, preámbulo,
y asistimos a este espectáculo insólito
de una estancia con lluvia y ésta ser billetes....
estoy reconociendo que el maná que impide
que mis pedos alcancen el nivel estético deseado
molestando con su caída de alas de mariposas ciegas,
¡que éste, dinero, es ese maná
que mi pedorrear convierte en basto,
¡y todo por su falta!
Pero a la par reconozco
que esta lluvia bien podría caer cada mañana
en calles y caminos de ciudades y pueblos
en todos los países y acabar con los bancos
concluir la miseria,
ninguna puerta permanecer cerrada
ante el nulo poder adquisitivo de tantos.
Que salir a ganar la subsistencia
¡no nos costase el no existir,
el día entero ido, robado, en esfuerzos penosos
que ni para mitigar el hambre dan!
Y es cuando al fin exclamas:
Unas manos tan hermosas tan atadas

Borramos capítulo de Morfeo titulado "En el lugar del perro"
Pues se trata de murmuraciones que murmuran menos
ante cualquier servilismo que nos coloque en ese lugar:
el del perro, con esa fidelidad canina absolutamente estúpida
ante el asesino que lo mata o maltrata diciéndose su dueño,
que murmuran menos de eso tan penoso,
que de la libertad que sigue sus propios instintos,
las ganas de su propio corazón.
¡Entonces sí: hay que aplastar a ése,
arrancar esa víscera por esas comisuras
hasta la completa extracción del cerebro y su Ka,
hasta la completa anulación del mismo,
que ya no tenga inclinaciones propias, propio corazón!

Cristo visto a finales de la segunda mitad del siglo XX
mientras pasea al atardecer de su siglo I
por el atrio del Templo,
solo, el cielo nublado,
el olor de la lluvia todavía no caída
perfumando lo reseco de la fosa nasal
la árida garganta.
Y luego Cristo al amanecer buscando en la higuera su sustento
a la orilla del camino polvoriento que empieza a herir el sol.
Lleva al lado a unos hombres que lo observan
en su flaqueza maldiciendo el árbol
con un hambre fingida, si fue Dios,
o hambre verdadera....

Y vemos a la higuera que se multiplica sin dueño
más allá de aquel camino
en un Jardín Recóndito
que hay de pasar el Tiempo,
este de discurrir las horas formando siglos venideros.

Y al despertar lo hago diciendo:
Todo futuro será siempre mejor
(Lo cual dudo mucho hoy 2008, ¿a diez años o así de esto escrito?)
Y despierta del todo me hago esta pregunta,
seguro que también se la hacía el sueño:
¿Cómo será el hambre del Altísimo?, de tenerla.
¿Puede sentir amor-hambre o hambre de bocadillo de jamón?
De ambas hambres que tanto conoce el hombre
sobre todo si hembra.

Tanto amor para no ser
Tanto amor para no darlo
Tanto amor para no ser amado

Kathleen Kulhman, "Orlando furioso" A. Vivaldi