La Sombra y Sombra pizarnikiana, esos dos personajes egregios de idéntico nombre y por tanto que parecen uno, cual La Niña de su Voz, ésta una sola egregia que parece dos... egregias. Luces, por supuesto, por ello Sombras.



¿Por qué están rotas las tablas de arriba, por qué soportan una vela a dios y otra al diablo, dos getas de la misma falsa mone'a? Por este desgraciado. Este cabrón y todos sus predecesores y sucedáneos dieron contigo, Alex Sasha, en la tumba prematuramente, y a mí me arrastran a ella de una tan mala manera que mejor me hubiese sido palmarla antes.

Y aquí tenemos la jodienda de las terráqueas tablas, si giras el mapa del extremo oriente y tú eres esa India... quizá cabeza arriba, no creo que pueda llegar a estar más cabeza abajo de lo que siempre estuvo, con ingleses colonizadores y con salvadores mahatmas Gandhis o Mohandas, y yo soy los pies tailandeses camboyanos vietnamitos de los chinitos.... ¿Yo, todas las hormigas mundi entonces? El dios padrae (o padrea, si rosa: rosae:: padre: padrea, que no es idéntico a la pedrea navideña, esa que a ninguno toca de lo que a todos descalabra, ludo:ludae) de mi sueño onírico, sedente piedra horadada por infinitos gusanos que salen entran de su contextura...
¡Túneles me excavaron, mas yo diré a quiénes cuántos no servirán de eterna sepultura! Habló el trueno y el rayo de la Zarza.