Una pista de lo más meridiana para saber que el secreto de la masa reside en no otro lugar que en la carga, la da la Química, esa considerada hermana

menor de la Física, cuando fue siempre ella la hermana mayor. Más químicos o más en contacto con la naturaleza estuviesen nuestros físicos, eso es lo que habría que exigir, para que no se perdieran en el laberinto matemático con tanta facilidad.

La Química responde más al misterio de la masa hablándonos por nuestros queridos y estelares elementos (estelares pues si las mismas estrellas los crearon) Es el número de protones, o sea de cargas electrónicas presente en un núcleo, lo que decide qué elemento o clase de materia se es.

Busquen por ahí los tiros que pueda disparar el campo de Kibble-Higgs, si éste o el de Yang-Mills perfeccionado, han de sustituir a la que nos resistimos a abandonar entrañable electromagnética de Maxwell con sus tantas correcciones. Un campo electromagnético en el que ya la masa pase a significar algo, y no incurra en su tremendo error de ignorarla, CUANDO ESO ES ALGO QUE NO HACE PARA NADA LA NATURALEZA.