Poesis sin recitativos

Yo no sé si la poesía es un circo o una sábana o velo que se descorre, o permanece medio echado de lo más sutilmente, en todo público o privado lupanar; tampoco sabemos si se corresponde con ese falsete lírico del romanticismo dispuesto como una herramienta más, o incluso con los cantos al pueblo repartidos desde las élites que contribuyen con su solo ser a que exista eso que se llama clases sociales, ¡y todavía menos cuando esas élites están tan encuadradas en su papel de clase (clase la única que habla, única que decide), tantos y tantos ejemplos! Lo único que sé es que ¡bienvenida! toda iniciativa, fuese circense, de amor libre o preso amor, que saquen a la poesía de su condición de exclusión social, y no únicamente para recibir premios honoríficos o activar la sección de ventas de cualquier gran o menos librería, antro más o menos de élites progres, o de progres a secas sin el élites. Que saquen a la poesía de su confinamiento consuetudinario a los manicomios y a saraos de toda índole donde las élites entretienen sus ocios pensándose así que se humanizan o artistizan.

Un ser poeta, escribir y comer de eso, derecho únicamente reservado a cuantos cumplidores de los anteriores requisitos: Montadores de circo; actores de marketing para otras empresas. Espectáculo has de ser espectáculo, arrastrar masas (Arrastrar masas… ¿Te acuerdas hermana? Desde luego que lo recuerdas, allí donde todo es únicamente recuerdo de lo sido y conocimiento de lo que será. Lo que te predijese aquel sensitivo: Arrastrarás masas. Yo sé lo que arrastrará todas las masas del Universo y no es su expansión, esa huida hacia la nada extendida que de una nada comprimida dicen salió) Cuando la poética intimidad del más hondo pensamiento. ¿Y cómo hacer de esto espectáculo? Se lo digan a la pasión de Jesucristo, o a la de Oscar Wilde, o a la tuya Alejandra. Se lo digan a todos los acorralados mientras el poder decide aplastarlos y arrebata hasta la legítima defensa de su boca.
Mi poesía es ese silencio torturado al que no se le permitió pronunciarse, o se le arrebató su espacio para lo mismo y con ello hasta el tiempo y espacio de su vida, y que un día arrancará la laringe de cuanto se atrevió a enmudecerlo, tomar la casa espacio tiempo ajeno como si les fueren propias y explotarlas como un circo.

A mí no se me oirá, pues no daré recitales, subirse a las tablas para corroborar que esto es un circo cuando no puede ser un manicomio (de algún modo los locos hemos de aprender a convivir sin encerrar a otros por lo mismo o menos que nosotros fuésemos); pero hasta de la última palabra que dijo se guardará memoria. No habríamos de ser menos que Jesucristo los que no aspiramos a redimir a nadie, sino a salir del laberinto que todos los dioses de la ignorancia construyeron para ahogarnos a todos empezando por aquellos que más valían.

Te aparecías Alejandra detrás de aquella puerta derribada del camerino del payaso reducido a ruinas, ¡te aparecías en aquella puerta donde estaba escrito tu nombre!, te aparecías en tu nombre: "Poesa rusa Kolikowsky". Circo reducido a ruinas, puerta de nuestra intimidad arrancada a golpes, casa arrasada... El viento arrasa la casa donde muere mi Amor.

Ningún idilio posible con las palabras donde lo mejor fue siempre asesinado. Cuando la bufonada y la pretenciosidad andan sueltas, ningún circo nada más que el desolado, congelado, de tu risa, sonrisa, la mía, ningún circo que no sea el de la pretenciosidad recaudadora de subvenciones, o colectas de entradas, o un arrimarse a las "causas justas" que pagan en publicidad lo que no dan en salario debido al trabajo hecho.
....Causas justas. ¿En qué mundo? ¿Cuáles? Causas de injusticia todas. Causas criminales. Causas que quitan lo que les es debido a unos para añadírselo al otros que, como los ladrones del campo en la parábola, arrojan al propietario para escriturarse la propiedad al nombre de ellos. ¡¿Cuáles más que los de este grupo de ruidosos que vamos escriturando los escenarios de las bibliografías, o los que nos pongan las subvenciones culturales a disposición para emplearlos de tribuna que al, más bien pequeño que gran, público nos arroje; cuáles más que nosotros los mismos parásitos de siempre, parásitos si tomamos para nosotros lo que fuese de tantos a los que echamos fuera? Rabiosas cucarachas disputándose el sitio de los desperdicios con quienes desde luego no fueron, no fuimos hechos para vertederos ninguno. Vertir, vertimos, aunque fuesen lágrimas, jamás mierda de podridos egos.